miércoles, 7 de marzo de 2012

"El Tipín"

He perdido El Tipín. Ha sido duro verlo, pero esta mañana me he dado cuenta de que he perdido El Tipín sin necesidad de mirarme al espejo, es más, sin saber que un día, yo tuve El Tipín.

Esta mañana.
Salgo de la ducha, voy a cepillarme los dientes. Suena el móvil. Es Jordi.
"Ey, Marión! Qué pasa? Cómo estás? Qué tal todo? Hacía tiempo que no hablábamos... blablabla..."
Y mientras hablamos y nos ponemos al día, me pongo como puedo la hidratante en la cara sin pringar el móvil, me peino, entro en la habitación, le lanzo un beso a Murray que sigue durmiendo en mi cama, abro las puertas del armario, ropa interior, desodorante, calcetines, y cuando me dirigo a escoger ¿qué me pongo?.... ¡Válgame Dios! en serio ¿qué me pongo? ¿QUÉ? Si tengo 12 tejanos y sólo me caben 2!!! 2 de 12. Eso son 10 que están ahí muriéndose de pena, de aburrimiento, pasando de moda, quedándose con la marca del colgador para siempre impresa en ellos... y estoy aburrida de las 4 camisetas que llevo poniéndome todo el invierno.
"Marión? Marión estás ahí? Eeeooo!"
"Ah, sí, Jordi, perdona... Es que me has pillado al salir de la ducha y me estaba vistiendo y me he quedado colgada delante del armario sin saber que ponerme"
"Bueno mujer, no será eso un problema ahora con El Tipín que te ha quedado!"
El Tipín. Ha resonado en mi mente y en mis curvas. No exagero si digo que Jordi y yo hace casi dos años que no nos vemos.
"¿Tipín?" pregunto escandalizada "¿Crees que tengo Tipín?" Y de pronto me viene a la mente esa imgen de hace un poco más de dos años en la que estaba en su casa viendo unas pelis, una maratón de series, en la que cada vez que daba dos pasos tenía que subirme los pantalones, unos pitillo de la talla más pequeña que he llevado jamás, y él me dijo que menudo Tipín se me había quedado después de engordar hasta deformarme y hacer una dieta espartana, que no dejaba de subirme los pantalones... Un espejismo "Jordi, olvida El Tipín. Aquello fue un espejismo."
"Qué lástima. Blablabla..."
Que lástima ha dicho. Si a él le ha dado lástima, a mí no te cuento lo que me ha dado. Yo que tenía El Tipín y ni lo sabía y ahora que lo sé, resulta que lo he perdido.
Y me he cepillado los dientes al acabar de hablar con Jordi.

Al rato cuando he salido de casa a hacer la compra (ritual semanal que me encanta, porque disfruto guardándola luego en casa ¿?) he entrado en la mercería de mi barrio ("la mercería es tu amiga" dice Jossie) y la chica que me ha atendido me ha preguntado por Murray y de pronto me suelta:
"A la que hace mucho tiempo que no veo es a tu hermana. ¿Verdad qué tu hermana pasea al perro? Una chica alta, morena como tú y con Tipín..."
He sonreído por no tirarle todas las agujas de la tienda en la cara.
"Esa chica alta, morena y con Tipín que hace tiempo que no ves soy yo. Yo misma hace dos años. Jajaja" Me reído, qué voy a hacer? llorar? Ya si acaso cuando llegue a casa...
"Ay chica qué lástima. Y seguro que debes pasar un hambre..."
"Pues sí, pues sí, paso hambre"
Lástima, me ha dicho. resulta que ahora doy lástima. Y ya no era cuestión de tipín o no tipín, sino que ella seguía regocijándose en ello a pesar de haber metido la mata hasta el fondo y de estar tocando un tema tan sensible para una mujer! Lo mejor de todo por eso, la cara de circunstacia que se le ha quedado a mi madre, que al salir le pregunto:
"¿Tú sabías que yo tenía El Tipín?"
"Sí"
"¿Y por qué no me habías dicho nada?" Nos hemos reído y hemos entrado en la pastelería a comprar bunyols de l'Empordà o d'aire, que para algo estamos en Pascua...

Pues eso, que he perdido El Tipín, ese que no sabía que tenía y que en una mañana dos personas han invocado. La verdad que tampoco me resulta tan traumático, al fin y al cabo yo siempre he sido como estoy ahora, lo que pasa que hace 4-3 años gané mucho, pero mucho mucho peso por una medicación que si hubiese dependido de mí no hubiese tomado. Y cuando dejé la medicación hice una dieta espartana, llevada por un médico pero espartana para mi gusto, junto con ejercicio diario que me llevó a ser poseedora de El Tipín, el gran espejismo de mi vida.
A todo esto voy a tener que hacer algo... pero esta vez, espartano no va a ser!

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