martes, 7 de febrero de 2012

Mis Ojos

He ido a hacerme unas gafas nuevas. ¡Son súper chulas! Y lo mejor de todo, son muy diferentes a las que he tenido hasta ahora y atemporales.
Y con motivo de mis gafas nuevas, he decidido hacer un repaso de las gafas que he ido teniendo mientras espero a que lleguen las nuevas:

de las primeras que tuve no tengo ninguna foto ni de casualidad, pero recuerdo que eran metálicas, rectangulares, muy finas y de color verde. Había unas iguales en azul eléctrico, pero no me convencía como me quedaba el color en la cara, así que al final me decanté por las verdes. No miento si digo que las aburrí y me arrepentí de haberlas escogido al cabo de poco tiempo. También debo decir que no tuve mucha libertad de elección... corría el año 98 (finales).

General Óptica. Enero 2002

Tenía una amiga con unas gafas muy parecidas a éstas, además de tener una graduación similar, así que cada vez que nos veíamos le pedía que me dejara probarme sus gafas una y otra vez, cómo si fueran un tesoro. Al final los reyes me regalaron unas muy similares. Me gustaban muchísimo, parecían de caramelo, como si estuvieran hechas con regaliz muy finita.
Ahora las uso cuando pinto, sobre todo techos... están moteadas de blanco...


Roberto Verino. Noviembre 2003
 

Me las gané a pulso pintando en casa, por eso las rojas quedaron llenas de pintura... No pasó mucho tiempo entre éstas y las anteriores, pero cada vez que me ha cambiado la graduación he aprovechado para cambiar de gafas. Ana me acompañó a comprarlas. Íbamos casi iguales porque las suyas, en vez de negras y naranjas, eran negras y blancas. Un clásico entre las gafas de entonces: de pasta, rectangulares... como tantas otras.

Ágatha Ruíz de la Prada. Septiembre 2006




Éstas también me las gané a pulso pintando la habitación de mi sobrina. Se me metieron entre ceja y ceja unas gafas verdes y lo que me costó: todas las que veía eran de un verde ácido-lima bastante feo, demasiado chillón, que luego limitaba mucho a la hora de vestir, y, vamos, que no gustaba nada. Yo por aquel entonces sufría la epidemia del verde: todos los complementos eran verdes: pendientes, anillos, bolsos, las converse... así que pensé que unas gafas verdes eran la mejor opción. Y entre las verdes limas me topé con éstas, con un tono de verde más oscuro y las patillas de una especie de morado-marrón que lo neutralizaban todo, además mezclaban metal y pasta. Solo me frenaban un poco los corazones de los laterales, muy sutiles, pero ahí estaban. Después de verlas en tres ópticas seguidas, me di cuenta que me seguían. Y me las quedé.
Pero hace un año, más o menos, murieron, se les rompió una patilla, bueno, un tornillito de esos diminutos que ya no encajaban, que al agujerito se habia dado de si... blablabla... y las iba alternando con las Verino, porque al fin y al cabo, la graduación de éstas era la más actual, pero no las podía sacar a pasear, me quedaban algo torcidas. Dramático (no es broma, ver mal e incómodo, no mola).

Nunca he sido de tener muchas gafas a la vez funcionando. Siempre que me he hecho unas ha sido aprovechando el cambio de graduación y al tener unas nuevas, nunca he vuelto a ponerme las anteriores, no sé como, pero de pronto me veo rara con ellas de un día a otro. Y si me hiciera un par o tres a la vez, se que acabaría discriminando a unas y conviertiendo a otras en favoritas. Y no me gusta hacer esto con mis cosas, con mi elección, es como si discriminara una parte de mí (quizás tendría que verlo que favorezco a otra parte de mí)...
En fin, en breve, mis gafas nuevas!

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