sábado, 14 de abril de 2012

Corazones De Colores

Hoy han venido a comer mis sobrinos.
Después de comer, mi sobrina ha cogido un folio DIN-A3, un rotulador permanente negro, y se ha puesto a dibujar todos los corazones que le han cabido en el folio. Estábamos todos hablando, cuando de pronto ella ha levantado el folio y enseñando el dibujo a exclamado "¡mira!" a todos. Me ha encantado cuando lo he visto, esos corazones con ese rabillo rizado dentro. "Podemos pintarlos de colores!" "¡vale!". De los adultos, unos se han ido de recados, otros a la cocina y otros a hacer la siesta, así que mis dos sobrinos mayores y yo nos hemos quedando coloreando los corazones con los colores más vivos: amarillo, rosa, verde lima, verde bosque, azul cielo y rojo, dejando de lado los morados, azules marinos, verdes caquis, marrones, grises, negros... cada uno el corazón que otro le dajaba espacio para colorear... hasta que hemos acabado y hemos firmado con nuestros nombres


He estado coloreando los corazones pensando en que colores de los escogidos previamente escoger para que no me quedaran dos colores iguales o muy iguales juntos. He coloreado pensando. Cuando mi sobrina, de pronto, ha pintado un corazón amarillo al lado de un amarillo que yo había pintado antes. "Pinto un amarillo al lado de éste, vale?" Y lo ha hecho sin pensar. Y de pronto he visto que quedan bonitos esos dos corazones amarillos juntos, como dos amigos que acaban de encontrarse después de mucho tiempo.

Los niños pintan sin pensar, por eso son creativos y se lo pasan bien. Tienen libre albedrio. Lo que daría por dejar de pensar al colorear con ellos, cuando escribo, cuando hago una foto, cuando no hago nada... darme un respiro.

Es un dibujo bonito porque está hecho sin pensar (al menos una parte). Y lo he colgado en la pared de mi cuarto, esa pared que permanecía blanca e impoluta desde que pinté la habitación a finales de noviembre. La he estrenado pero bien.

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