lunes, 28 de febrero de 2011

Bafta 2011

El mismo domingo de los Goya, tuvo lugar en Londres una gala muy similar: la entrega de los premios de la Academia de Cine Británico, los Bafta. Sin más rodeos, aquí mis modelos favoritos, por una cosa o por otra, de la alfombra roja.

Jessica Alba de Atelier Versace

Lo mejor de este vestido es la espectacularidad que aporta la intensidad del color, aparte de que resulta atrevido y contrastado con la alfombra y con la piel de Jessica; otro punto que lo convierte en uno de mis favoritos es la comodidad de la falda con su vaporosidad y ligereza con sus miles de capas y capas de gasa evitando cualquier transparencia que rompería con la sencillez de las líneas del vestido. Todo el sutil atrevimiento queda centrado en el cuerpo y escote, bien cogido y de la talla exacta haciéndole un busto perfecto, no se le ve apretado, que es un peligro de los palabra de honor, ni excesivamente grande que rompería con la armonía. El peinado con las dos trenzas a modo de diademas, lo veo más que bien y acorde con las líneas helénica y mediterránea del vestido e incluso del collar; lo único el maquillaje, quizá mejor un rosa coral y el rabillo del ojo no tan marcado, algo más difuminado y natural. Pero el resultado final es realmente sereno y llamativo.
Como último, el vestido es de la próxima colección Primavera/Verano de Alta Costura de Versace, Jessica Alba lo luce aquí como una avance. Esta bien por lo de la exclusividad pero se ve fuera de tiempo: finales de febrero, Londres... todo es demasiado invernal para este vestido tan inevitablemente veraniego. Y aún así, me parece un conjunto realmente precioso y sencillo.

Tom Ford y Julianne Moore de Tom Ford

Título de la imagen: Cuando Julianne encontró a Tom. La imagen de Julianne es tan retro, el vestido de terciopelo transmite puro lujo del antiguo, como el del anuncio del perfume Cinemà de YSL que podéis recordar pinchando aquí. Las líneas son muy clásicas y acertadas y el color azul petróleo contrasta perfetcamente con su piel y su pelo. En cuanto al pelo, está bien escogido el peinado con las ondas solo que estás tendrían que estar más definidas y no llevarlo retirado detrás de la oreja sino escondiéndole parte de la cara de manera más teatral; y cuidado con los tonos de los rojos de labios, mejor uno más granate. En cuanto a Tom, como siempre, impecable.

Eva Green de Yves Saint Laurent

Siempre me ha gustado Eva, puede que sus looks sean oscuros, misteriosos y en ocasiones recargados e incluso que parezca algo mayor queriendo marcar mucho sus rasgos pero lo que más me gusta de ella es que es de esas pocas mujeres que pisan la alfombra roja con los labios siempre (o la gran mayoría de las veces) en rojo y la fuerza de la costumbre a hecho que sea un rasgo característico de ella, igual que su manera de vestir. Me gustan los vestido que no enseñan enseñando, me explico: manga larga con transparencia pero espalda al aire. Sí pero no.

Emma Stone de Lanvin

Me gusta la combinación de colores: coral y rojo. Aunque sean colores muy normales y vistos, la combinación entre ellos resulta atrevida, son colores que se rozan en la paleta y esto puede hacer que al querer parcerse no combinen de ninguna de las maneras y por eso estas combinaciones resultan atrevidas (azul marino-negro, fucsia-rojo, rojo-naranja, naranja-fucsia, por poner algunos de los ejemplos más utilizados). El cinturón ayuda a que el salto de un color a otro sea más fácil visualmente ya que los dos quedan mejor definidos (me encanta este cinturón en este vestido!). Aparte del juego de color, me gusta la sencillez de las líneas del vestido, es tan sencillo que me parece poco para una ceremonia como los Bafta, le falto movimiento y ese es el problema de las fotos, que se ve estático y tampoco se le puede pedir a Emma Stone que vaya moviendose en plan teatrera exagerada para que el vestido tuviera movimiento... No es plan. Incluso el bolso de mano es muy informal, pero no hay que negar que aporta mucha luz y me entusiama que sea dorado. También, demasiado veraniego.

Si pincháis aquí podeís ver el lista de los premiados de la noche.

lunes, 21 de febrero de 2011

21 de Febrero


Cada 20/21 de mes salen en el quiosco todas las revistas de moda. Y este mes sin falta hay que hacerse con ellas: el número de marzo, junto con el de septiembre, son de los más importantes ya que vienen con los especiales de tendencias para esta primavera/verano con los looks definitivos, las prendas básicas para esta temporada que se acerca, los complementos, maquillajes, peinados... todo.

La verdad que tarde mucho en interesarme en las revistas de moda, me parecían todas muy iguales y con un exceso de imágenes que no me dejaban apreciar del todo las prendas y las propuestas que se hacían con ellas. En casa, de pronto empezó a aparecer de manera habitual cada mes la revista Instyle y la verdad es que me llamó bastante la atención: las páginas son muy nítidas y se ve todo con muchísima claridad, además hacen editoriales sobre, por ejemplo, que vaqueros te sientan mejor y las opciones que tienes, sobre como combinar los colores, paso a paso de maquillajes y peinados muy bien explicados y todas las propuestas son bastante asequibles, ya sea en cuestión de precios (hay de todo, no lo negaré) y en cuanto a looks, que también resultan muy llevables. La verdad, que desde entonces, hace unos 5 o 6 años que en casa se convirtió en una revista habitual que me gustaba combinar con la compra de Citizen K, minimalista en cuanto a imagenes y barroca en las propuestas. Las tengo todas guardadas y me gusta revisarlas de vez en cuando para ver como han cambiado las tendencias en tan poco tiempo pero de manera tan sutil.
En cuanto a Vogue, es la Biblia, pero debo reconocer que no soy una habitual, solo en los número de marzo y septiembre y empecé este otoño, así que la verdad no puedo opinar con propiedad.

Ojeando la Instyle así por encima, me quedo con el homenaje al diseñador Andrés Sardá, el perfil de Karl Lagerfeld, los looks de los Globos de Oro, los básicos para esta primavera con los accesorios en todas sus versiones, el color coral, los secretos de belleza para los Oscar 2011, los básicos de Kate Hudson, los tonos más favorecedores en maquillaje, la trench manía, las expertas en moda de la revista consiguen el look ideal con presupuestos limitados, looks entre oriente y occidente, Gwyneth Paltrow, la casa de Dita Von Teese, de viaje a Copenhague...
Y de Vogue me llaman los 70' en cinco prendas clave y el poder de looks de la década, las cejas perfectas, unas piernas 10 para lucir con shorts, Jon Kortajarena con Andrés Velencoso y Oriol Elcacho, Ibiza con sus looks y sus famosos, el maestro Giorgio Armani, las formas femeninas: embarazada, menuda, con curvas, alta, atlética y delgada...

viernes, 18 de febrero de 2011

Del Milagro Al Sobrepeso

TEXTO DE ANA MACPHERSON

ALARMA POR LA MODA DE LAS DIETAS RÁPIDAS, QUE PUEDEN ACABAR EN DAÑOS HEPÁTICOS Y RENALES
LOS MÉTODOS MILAGROSOS SUELEN GARANTIZAR LA PÉRDIDA DE KILOS INMEDIATA
LAS DIETAS RÁPIDAS SON DIFÍCILES DE SEGUIR Y EN CUANTO SE PARA, SE RECUPERA LO PERDIDO
LAS SOCIEDADES CIENTÍFICAS DE TODO EL MUNDO LAS CALIFICAN DE FRAUDULENTAS
EL SOBREPESO ES UN PROBLEMA CRÓNICO QUE HAY QUE TRATAR CON CAMBIOS PERMANENTES

En forma de best seller o por el eficaz sistema de descubrir que tal famoso la ha usado y le ha ido estupendamente, o incluso revestidas de un estricto control profesional y un elevado precio, los milagros dietéticos reaparecen cada año. La Asociación Americana de Dietética (ADA), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, las sociedades médicas dedicadas a la obesidad (SEEDO), así como la de Dietistas Nutricionistas, se desgañitan una y otra vez asegurando que no funcionan y que tienen riesgos.
Pero no les hacen mucho caso. Los milagros ofrecen velocidad, éxito inmediato y una suave continuidad en la que parece que uno puede llegar a olvidarse de la dieta. Alguna de las fórmulas incluso ofrece ese día a la semana en el que saltarse las molestas reglas que restringen el placer a cambio de tomar cada día un sobrecito de algo. Y la obesidad crece y crece, como el sobrepeso (“todos los obesos pasaron antes por el sobrepeso”, recuerda la presidenta honoraria de la Asociación Española de Dietistas Nutricionistas, Pilar Cervera).
La dura realidad es otra. “Logré un bajón brutal y mientras lo seguí, no engordé, pero supongo que, culpa mía (siempre es así, ¿no?), no llegué hasta el final y dejé de ir, entre otras cosas, por el precio de la visita… Y el rebote ha sido brutal. Estoy enorme”, explica A.M., usuaria periódica de dietas, la última, una de las llamadas excluyentes (unos 500 o 600 euros al mes, aunque algunas de las nuevas son más baratas), rica en proteínas y apenas hidratos de carbono. El obejtivo de los sobres de proteínas con los que uno se alimenta para adelgazar es conseguir una cetosis, un fenómeno que ocurre cuando el cuerpo ante la falta de hidratos de carbono echa mano de las reservas de grasa para producir la energía que necesita. Esa es la señal de que funciona para adelgazar, aunque a la vez provoque mal aliento, alopecia, mareos, astenia, sequedad ocular y de piel, irritabilidad y quizá, a la larga, daño renal y hepático. Hay que mantener la cetosis dos o tres meses si se quiere perder mucho peso.
Las proteínas son el recurso adelgazante de moda, pero en otros momentos fueron los diuréticos, las alcachofas, la piña, la disociación de alimentos… Casi siempre con alguna restricción de alimentos muy radical. La prohibición de alimentos, a juicio de los dietistas y los endocrinólogos que se ocupan de la obesidad, ayuda a deseducar a la población en su forma de alimentarse. “Si somos omnívoros y lo mejor para cualquier humano es comer de todo, prohibir determinados alimentos no ayuda a comer mejor y controlar el exceso, sino a tener problemas de malnutrición, y también ayuda a dejar la dieta al cabo de unos meses, porque es muy difícil de mantener”, señala Violeta Moizé, dietista de la unidad de obesidad del Clínic.
“Este tipo de dietas de mucha proteína y mínimo hidrato no es un tratamiento de la obesidad”, advierte Xavier Formiguera, presidente de la Seedo (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) y pionero en los tratamientos de grandes obesos en España. “Al principio, demás, lo que se pierde es más masa magra que grasa y provoca un desequilibrio. A una persona sana que lo haga durante 15 días, quizá no le pase nada, pero durante más tiempo o si padece algún otro problema de salud, las secuelas pueden ser importantes”, advierte. “Y el rebote está asegurado”.
Cuesta entender el empecinamiento de una sociedad cada vez mejor informada en entregarse a lo milagroso. “Pero cuesta también entender que el exceso de peso es un problema que habrá de cuidar siempre, que es un problema crónico y que se trata de hacer cambios hormonales y para que controlarlo y no permitir que dañe la salud y la satisfacción con uno mismo hay que aprender a comer bien e incorporar a la vida mucho más movimiento”, recuerda la dietista del Clínic.
La Asociación Americana de Dietética consignó nueve principios para identificar cuándo una dieta es fraudulenta, y la lista hace hincapié en la rapidez y en la prohibición de algún grupo de nutrientes. La Asociación Española de Dietistas tiene un grupo de revisión y estudio que participa con organizaciones de consumidores y organismos sanitarios para evitar esos fraudes, que dirige Julio Basulto. El paciente debe saber quién le trata, ver el título, y comprobar qué le dan. Ha de saber qué está prohibido publicitar alguna substancia como adelgazante y que un profesional no puede suministrar un producto en la consulta. “Es una gran negocio”, denuncian desde la asociación.

11% de los europeos, solamente, piensa que una mala dieta puede perjudicar su salud, pero…
50% …de las personas obesas tienen un 50% más de riesgo de muerte que aquellas personas con peso normal (en las mismas edades)
26% de los que padecen obesidad sufren también de hipertensión arterial
80% de los problemas con la diabetes tipo 2 están relacionados con problemas de obesidad
70% de los problemas cardiovasculares están relacionados con problemas de obesidad
42% de las personas que padecen cáncer de mama y colón son obesos
30% de los problemas de la vesícula biliar están relacionados con la obesidad
6.000.000 de españoles mayores de 18 años (17,1%) tienen problemas de obesidad, casi un 2% más que en el 2006 (15,6%)
36,7% tiene problemas de sobrepeso. Entre los hombres el 18,6% tiene obesidad y el 44,2% tiene sobrepeso. Y en las mujeres el 15,6% tiene obesidad y el 29,2% tiene sobrepeso
18,7% de los españoles entre 2 y 17 años tiene sobrepeso y el 8,9% presenta obesidad
88% de los menús del día que se ofrecen semanalmente en los restaurantes no permiten seguir una dieta equilibrada



LAS PRINCIPALES DEL MERCADO

Las dietas milagro, según un informe de la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), se pueden clasificar en tres grandes grupos:
Dietas hipocalóricas desequilibradas: como la dieta de la clínica Mayo, la de Toma la Mitad, la Gourmet o la cero. Provocan un efecto rebote que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Son regímenes monótonos y con numerosos déficits en nutrientes si se prolongan por largos periodos de tiempo.
Dieta de Hay o disociada: régimen de Shelton, Hollywood, Montignac y la más famosa ahora, la Dukan, que comparte elementos de la Montignac, Hay, Atkins y la isodieta. Se basan en la idea de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones.
Dietas excluyentes: eliminan de la dieta algún nutriente. Pueden ser:
Ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas: la del doctor Prittikin y la del doctor Haas.
Ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: Pronokal y, parcialmente, la Dukan, la Scardale, la de los astronautas, la de Hollywood y la dieta de la proteína líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante. Aportan muy pocas calorías, por lo que el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y formación de cuerpos cetónicos, peligrosos para el organismo si se prolonga en el tiempo.
Ricas en grasa: la de Atkins, la de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud y producir graves alteraciones en el metabolismo (acidosis, cetosis, aumento del colesterol sanguíneo).

CÓMO IDENTIFICAR DIETAS FRAUDULENTAS

1. Prometen resultados “rápidos”.
2. Prometen resultados “mágicos”.
3. Prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos.
4. Contienen listas de alimentos “buenos” o “malos”.
5. Exageran la realidad científica de un nutriente.
6. Aconsejan productos dietéticos a los que atribuyen propiedades mágicas.
7. Están basadas en el consumo de productos dietéticos caros si se comparan con el coste de obtener el mismo resultado mediante alimentos, y vendidos precisamente por quien propugna estas afirmaciones dietético-nutricionales.
8. Incluyen relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad.
9. Contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.

LA FUERZA DEL EXCESO DE KILOS

En internet: 3.580.000 resultados en Google a la palabra adelgazar y 11.700.000 resultados para dieta.
A través de los médicos: el método Pronokal, que sólo puede ser prescrito por médicos, cuanta con 900 médicos prescriptores en España.
Un best seller: el libro que explica el método Dukan ha sido traducido a 10 idiomas y difundido en más de 20 países, como Corea, Rusia y Bulgaria. En Francia lo siguen 1 millón de personas.
Los intentos: las personas con sobrepeso prueban por término medio seis dietas diferentes.

MÁS FRUTA, MÁS VERDURA, MÁS EJERCICIO

LA DIETA CONVENCINAL PARA PERDER PESO ES LENTA PERO DA RESULTADOS Y CONSIGUE QUE EL PACIENTE ADQUIERA BUENOS HÁBITOS

“Los refrescos y los dulces no los pruebo”, comenta un paciente con obesidad mórbida que se prepara para un bypass gástrico que le ayude a recuperar un peso más saludable. Enumera su dieta normal y la suma alcanza las 5.000 calorías diarias repartidas en un par de comidas fuertes y una cena de sopa. En la consulta le invitana a sumar, en lugar de restar.
Por ejemplo, poner más espinacas y menos garbanzos, o muchas verduritas al arroz, menguando la dosis de éste. Y además tomar un trozo de pescado, y fruta de postre. Se quedará tan saciado como con el platazo de arroz, pero habrá omado de todo y con menos calorías. “El volumen también importa”, explica la dietista Violeta Moizé, del Clínic.
Ante cualquier paciente, el plan es mejorar su dieta particular, reeducar hábitos, porque, según un estudio de la organización de consumidores Ceacu, sólo el 6,6% de los españoles alcanza los mínimos de alimentación saludable. Y moverlos.
“Yo me encuentro estupenda, sobre todo con el ejercicio”, describe Montse Cantarell. Se operó el estómago con un bypass gástrico y lleva seis años asentando un modo de vida distinto. El ejercicio le da mucha satisfacción y ahora, a los cuatro años y con 40 kilos menos, siente que ha dejado atrás ese tiempo en que sólo miraba por los demás. Ahora se dedica más a ella y sale a caminar a las ocho de la mañana y no quiere que la acompañen los suyos, para que no la retrasen. “Ahora me gustaría perder más”. De momento, no se lo aconsejan. Ha llegado a un peso en el que se encuentra muy bien y lo ha mantenido durante años. Es su peso, a juicio de los expertos, su peso saludable.
“Fíjate que me da rabia cuando veo en la sala de espera a otras personas tan gordas, tanto como estuve yo, y piensas: ‘Están así porque quieren’, y sé que no es cierto, que yo no estaba así porque quería, que fue gracias a que una amiga me trajo, como yo he hecho ahora con otros. Había pasado por toda clase de dietas y cada vez engordaba más”. Lleva una dieta baja en calorías, “pero no muy baja, de unas 600 calorías cada comida” y toma suplementos, porque su intestino es tan corto tras la operación que no absorbe todo lo necesario. Es una dieta mixta en la que hay sobres para fabricar comidas que suplan una de las ingestas. “No todos los sobres son malos”, advierte la dietista.
La evolución con las dietas que ni excluyen ni descubren sustancias milagrosas es muy lenta. Porque si se restringe mucho, se ponen en marcha mecanismos de recuperación. Al cuerpo no le gusta perder y se vuelve más eficaz metabólicamente y más ahorrador en su gasto energético. Y todo conduce a una rápida recuperación del peso perdido.

LA VANGUARDIA. 18 DE FEBRERO DE 2011

*     *     *

Hace justo un año, acabé la dieta Pronokal: después de 288 días perdí 32k. Un año antes, en invierno de 2009 gané mucho peso, más de 20k., de octubre a abril, a causa de una medicación que tuve que tomar por la agorafobia y la fobia social. En cuanto dejé la medicación, empecé la dieta. La verdad que nunca hubiera imaginado que haría una dieta así, tan drástica, en todo caso controlaba lo que comía y hacía ejercicio cada día, pero en invierno de 2009 me resultaba difícil mantanerme estable en todos los aspectos, y aunque había conocido a gente que la había hecho y les había dado buen resultado, me daba cierto reparo. Pero ese invierno engordé tanto que ni tan sólo me reconocía, estaba deforme y la hice.
Los primeros días lo pasé muy mal, lo único que podía comer eran verduras sólo en la comida y la cena y algunas de ellas estaban limitadas en cuanto a cantidad, acompañadas de los sobres de proteínas que además estos, también sustituían la toma del desayuno, la de media mañana y la merienda (los sobres, la verdad había que estaban buenos y los había que sabían a rayos!). Pensaba que no sería capaz de aguantarlo, pero en cuanto ví que en 10 días perdí 7k. me resultó más fácil continuar y la verdad que esa rapidez en la pérdida de peso al principio me ayudaba mucho a seguir aguantado la línea tan estricta que marcaba la dieta y cuando llegué a ese punto en que la pérdida de peso era más lenta, me seguía resultando sencillo porque ya me iban introduciendo más alimentos, me encontraba mucho mejor gracias a los complementos farmacológicos y pude empezar a hacer mi media hora de ejercicio diario.
Y aguanté hasta el final, hasta que mi doctora me dijo que llegué a mi peso ideal y me dio el alta después de ver que mis análisis estaban bien.
Recuerdo que me quedé delgadísima, nunca había estado tan delgada y la verdad es que tampoco me quedé hecha un saco de huesos. Lo que más rabia me daba, es que había llegado a una talla en la que podía encontrar todo tipo de prendas, pero: ¡no me rconocía con nada! La ropa que tenía de antes de engordar y que me quedaba mejor que entonces no me reconocía con ella, aunque bueno, en eso supongo que tenía que ver que mi vida ya no tenía nada que ver con los recuerdos y lo que representaba toda aquella ropa, al fin y al cabo, había recuperado mi peso, pero no estaba recuperada de la fobia... Y cuando iba a comprar ropa... me costaba mucho verme con ella. Cuando acabé la dieta, seguía metida en la dinámica de la dieta en cuanto a comidas, me daba auténtico pánico comer algo fuera de lugar o que no estuviera permitido, por aquello de abrir la veda y que luego fuera imparable, y perdí un par de kilos más. Hasta que al cabo de un par de semanas de acabar tuve una comida familiar y no tuve más remedio que adaptarme a lo que había. Reconozco que disfruté mucho esa comida. Después de ese día el miedo desapareció y dejé de sentirme culpable (porque el sentimiento era de culpabilidad) si algún día comía algo no-permitido pero he seguido la pauta marcada por la dieta y haciendo ejercicio cada día.
He tenido mis altos y bajos este último año y eso me complica llevar cierta estabilidad respecto a todo y mi peso y la comida no son una excepción. A día de hoy he ganado algo de peso, peroal fin y al cabo el peso que tengo ahora es que el que he tenido toda mi vida y  la verdad es que me reconozco más ahora que hace un año. Pero no creo que volviera hacer una dieta así nunca, al fin y al cabo, hay que reconocer que con esta dieta, al empezar a comer de cero, ha sido como un aprendizaje, y quiera o no, como fruta y verdura en todas las comidas, bebo muchísima agua y hago ejercicio cada día (estas dos últimas pautas las he seguido durante muchos años antes), así que sé que si gano algo de peso sé perfectamente lo que debo hacer, de la misma manera que sé que debo hacer para no ganarlo. En el fondo es algo que todo el mundo sabe: verduras, fruta y ejercicio, pero no solo para perder peso, es una pauta para siempre, para llevar una vida sana y equilibrada, y sé que es difícil que siempre sea así.

lunes, 14 de febrero de 2011

Goya 2011

Me encantó la gala de los premios Goya de ayer. Nunca había visto tal despliegue de medios y tanta pompa para esta ceremonia. Reconozco que el año pasado no estuve viendo el telediario de antes, pero creo que nunca se habían hecho conexiones entre el plató de las noticias y la alfombra roja para hablar con los nominados. Y me gustó que se hiciera así y en el Teatro Real, creo que es lo que le faltaba a los Goya, porque vale que en el cine no todo son alfombras rojas y lucir modelitos, pero la gala sí, que por eso la retransmiten, para que tenga audiencia y a ésta has de motivarla.
Por fin la alfombra roja volvió a ser roja (aunque sigue estando patrocinada a cada paso que dan). Aún recuerdo el primer año de la alfombra verde: llegó Marisa Paredes con un precioso vestido verde esmeralda de Sybilla de líneas muy sencillas y al bajar del coche, cuando vio aquel verde hospital triste y apagado de la alfombra, no le faltó ni un segundo para darse cuanta que esos dos verdes iban a darse de tortas, y la veías ahí, negándose a pasar por la alfombra... Una alfombra quilométrica la de ayer, sobre volada por un helicóptero para ver llegar y bajar de sus coches a sus protagonistas. Un  helicóptero! Lástima que lloviera, pero bueno, una parte de ella estaba cubierta y esto es una parte de lo que se pudo ver:



Silvia Abascal de Lorenzo Caprile
Sin duda la mejor de todas. Es un vestido que no pasa para nada desapercibido pero en cambio no resulta extravagante. Se ve tan bien trabajado, la manera en como le queda sujeto al cuerpo. Las lentejuelas en blanco roto crean una luz tornasolada y no resultan excesivamente brillantes, no ciegan y eso hace que puedas estar mirando todo el rato que quieras este vestido sin quedarte ciega. La cola aporta volumen y al ser negra crea contraste con las lentejuelas del vestido y sin ella se vería incluso apagado; si no fuera por la cola el vestido se vería muy sobrio en cuanto a formas ya que sería de una línea muy sencilla. Es realmente un vestido lleno de equilibrios.



 
Elena Anaya de Elie Saab
Es un vestido realmente precioso y lo mejor de todo es que se ve cómodo, ligero, vaporoso. Me encanta el tono, me atrevería a decir que es un verde-gris-piedra. El corte helénico con el juego de los tirantes cruzándose por el escote parece ser el efecto de haber cogido la gasa e ir enrollándola al cuerpo menudo de Elena y que éste fuera el resultado. El peinado con la diadema, sencillo pero adecuado, además el recogido no está del todo pulido y parece una nube de algodón de azúcar. Me gusta la ausencia de cualquier otro complemento que quizás sí que le habría aportado algo más de luz, como unos pendientes, pero me parece bien porque queda muy acorde con la sencillez del vestido y centra la atención  en la diadema.



Maribel Verdú de DSquared
Espectacular. Estabamos acostumbradas a verla con modelos algo más barrocos y elaborados y reconozco que al principio me sorprendió verla con este vestido de líneas tan sumamente sencillas pero que ella luce tan bien. La sobriedad de líneas del vestido permite ver todos los detalles: el cinturón marcando suavemente la cintura, la pulsera, el anillo, las uñas oscuras, los ojos súper marcados que marcan más sus facciones; el bolso colgado con cadena es toda una declaración de intenciones igual que el peinado, todo es muy moderno, se sale de los clásicos tópicos. Y al final, lo que se vé en el vestido son las líneas de su cuerpo.



Belén Rueda de Gucci
Carmen Machi de Yolancris
Dafne Fernández de Hannibal Laguna
Belén no llevaba un vestido especialmente espectacular, pero parece que este tipo de vestido con líneas más sencillas que marcan su cuerpo (parecido al de Maribel Verdú) se acerca mucho más a lo que perece ser su estilo. El peinado es de las veces que luce el cabello más natural y con mejor aspecto, igual que la cara, se la ve resplandeciente. Es de las veces que más me ha gustado y que más la he reconocido en su estilo.
De Carmen me gusta porque está mucho más favorecida que la vez que presentó ella los Goya. Los peinados, los vestidos, los complementos eran muy recargados y recargaban su imagen e incluso se la veía incómoda al moverse. En esta ocasión llevaba un clásico vestido negro plagado de lentejuelas que le daban más movimiento, luz y un punto de sofisticación.
Dafne me ha sorprendido para bien a pesar de llevar un vestido corto (si no vas de largo en un acto como los Goya o similar, ¿cuándo vas?). El gran acierto está en el peinado, lleva el pelo suelto pero no excesivamente planchado, ahuecado, el brushing y se le ve más suelto y natural. Los ojos delineados aunque sin querer rasgar la mirada en exceso, se le verían artificiales, pues tiene los ojos bastante redondeados; igual me gustan los labios, que los lleva muy naturales.



Emma Suárez de Gucci
Icíar Bollaín de Lorenzo Caprile
Lydia Bosch de Oh! Que Luna
Emma está fantástica y se la veía encantada de llevar este vestido en los movimientos que hacía con él, en cómo lo enseñaba. El burdeos o vino me parece la alternativa perfecta al rojo. El corte imperio, todo un clásico, es siempre un acierto, favorecedor para cualquier tipo de silueta centrando la atención en el escote y la gran mayoría puede lucir un bonito escote con este corte de vestido y más si se acompaña con esta espectacular gargantilla. El recogido es sencillo y favorecer por el ligero volumen que siempre estiliza; en cuanto al maquillaje, se mantiene fiel a sí misma con un estilo muy natural. Lo que más me gusta es que transmite la edad que tiene.
El que Icíar vaya con traje pantalón la identifica mucho con ella, no se la ve mujer de llevar vestidos con mucha pompa y llevar uno sencillo hubiese sido un tópico. El combinarlo con el corpiño, que no es excesivamente ajustado (porque todo tiene una edad, un momento y una manera de ser), además no resulta excesivo y queda en la misma línea sencilla que marca el traje aportándele el punto femenino. El ancho del camal del pantalón aporta feminidad por el movimiento que da al andar. El peinado se le ve muy natural y todo un clásico el rojo de labios.
A Lydia le queda muy bien el tono vainilla del vestido gracias al bronceado de su piel y al color de su cabello. Es de colores cálidos y es por eso que los tonos nude, tanto rosados como beis, champagne, vainilla, caramelo le quedan bien. El gran acierto: el maquillaje de los ojos, contrasta con todo lo demás y rompe con el efecto monocromo del conjunto. ¿El bolero? Me gusta por como combina con el vestido.



Ana Álvarez de Carolina Herrera
Ana Wagener de Adolfo Domínguez
Aura Garrido de Óscar de la Renta
Elena Ochoa de Cortana
Me encanta la caída de la falda del vestido de Ana tanto como me gusta el cuerpo, que es mucho. Es clásico y a la vez es diferente. Todo el conjunto está muy bien coordinado con los complementos y el peinado. Lo que no me acaba de cuajar son las mangas de seda y la parte de los hombros del cuerpo, es demasiado ancha, pero bueno, eso es querer buscarle muchos defectos. La verdad, me gusta.
El vestido de Ana me gusta por la sencillez de líneas: una túnica de mangas sueltas cogida a la cintura. Es un vestido perfecto para disimular todo. No digo que a ella le haga falta disimular nada porque precisamente las líneas de este vestido no permiten ver nada más allá de lo que se vé. Me gusta por pura comodidad. Además el efecto metalizado de las lentejuelas recuerda al de Silvia Abascal y le da un punto sofisticado.
Aunque estos vestidos de Oscar de la Renta que lleva Aura ya se han visto mucho por las alfombras rojas me gusta volver a verlo, es un diseño muy clásico y se la ve llevarlo con ganas y a gusto. Me quedo con el peinado, el moño sin acabar de pulir, como el de Elena Anaya. Hubiese marcado más el maquillaje de los ojos y en vez de rojo para labios, mejor un rosado, dan más luz y hay que tenerlo en cuenta con los nudes y champagne que tanto se llevan ahora.
Lo que me gusta del vestido de Elena es que va muy acorde con su edad. Cubre completamente su cuerpo pero lo enseña con la silueta, que se la ve estupenda. Atención a los drapeados, son perfectos para disimular cualquier pequeño volumen u otro inestetismo, además de aportar movimiento al vestido. Un acierto que los complementos sean dorados y no plateados, su tono de piel y pelo se lo piden. Me gusta el detalle de los labios en rojo profundo.



Manuela Vellés de Armani
Natasha Yorovenko de Roberto Cavalli
Santi Millán y Rosa Olucha de Pedro del Hierro
Silvia Abril de Pedro del Hierro y Andreu Buenafuente
Siento debilidad por el vestido de Manuela. Siento auténtica debilidad por la colección otoño-invierno 2010-2011 de Armani. Es el color nude con toda intensidad. Manuela con el tono de su pelo, ojos y maquillaje, la gargantilla dorada, todo, es como un caramelo a punto de fudirse. Es una imagen monocromática pero de alta intensidad.
La verdad que a Natasha le queda bien el vestido, como un guante se podría decir. ¿El color? Bueno, nude en general, por lo que ha hecho bien en marcar los ojos. El nude es un color muy difícil, que se mimetiza mucho con la piel y la mayoría de tonos de cabellos rubios, castaños claros, trigeños, así que una gran alternativa es marcar los ojos, ya sea en marrones oscuros, negros con ocres y todo bien difuminado, para romper con todo el monocromo. Así que lo mejor de este look, el maquillaje de los ojos.
Fantástico el vestido de Rosa. Personalmente, un vestido que parezca ser cómodo y fácil de llevar, ya gana muchos puntos a su favor. Parece ir bien cogido a la cintura y que puedas olvidarte de "palabra de honor que no se me cae", simplemente que el cuerpo sea de la talla adecuada, que no sobre y que no apriete el busto. La falda tiene una caída fabulosa de capas y capas. Maquillaje y peinado muy naturales, como la actitud que presta el vestido.
Silvia lleva un vestido muy correcto y las líneas me recuerdan mucho a esos que tanto disfruté recortando de pequeña. Debo decir que en un programa de El armario de Josie, Silvia Abril mostró algunas prendas de su armario y la verdad es que podría haber arriesgado más en cuanto a estilo. El color le favorece muchímo, tanta intensidad le da mucha luz.




Carolina Bang de Hannibal Laguna y Cayetana Guillén Cuervo de
Óscar de la Renta
Las dos llevaban unos looks bastantes similares: vestidos negros entallados al cuerpo con ligeras colas de sirena los dos, como podéis ver pinchando aquí. Muy retro. El peinado también es similar solo que encuentro que el de Carolina es más elaborado, las ondas al agua no son fáciles de llevar y son bonitas cuando quedan bien marcadas por eso creo que Carolina se luce mejor, lleva el pelo recogido y tampoco resultan excesivas, en cambio Cayentana, al llevar el pelo suelto, parece que las ondas hayan perdido forma, además le cubren los hombros y no puede lucir esa bonita por lo general zona del cuerpo. En cuanto al maquillaje también es muy similar sobre todo el tono y la forma de las sombras de ojos, pero ¿dónde está el acierto y dónde el error? En el labial escogido. El de Carolina es mucho más suave que el rojo intenso de Cayetana que marca mucho más sus facciones. Al ir las dos con looks similares es fácil poder analizarlos y ver como son de importantes los detalles. Seguramente, si solo Carolina hubiese ido así solo nos quedaríamos con el me gusta-no me gusta, pero al poder compararlo con el de Cayetana vemos que ese look sube enteros "gracias" a los pequeños fallos de ésta última. Por cierto, la gargantilla de Carolina otro delicioso acierto.



Ana Belén de Felipe Varela
Lucía Jiménez de Pedro del Hierro
Marisa Paredes de Carmen Halffter
Verónica Forqué de Lorenzo Caprile
Entiendo que ir de rojo pueda ser muy apetecible por el subidón que da. Pero el problema llega justo en el momento donde vas a lucir vestido, ese sitio es la alfrombra roja y es ahí donde el vestido se mimetiza con el lugar y desaparecen a la llegada. Con el rojo hay que tener en cuenta la tonalidad y las telas. En cuanto a tonalidades, el de Marisa se funde en la alfombra, así que hay que agradecer que ésta esté patrocinada porque sino no se la vería (¿se pensaría Marisa que este año la alfombra seguiría siendo verde y decidió venir de rojo porqué son colores complementarios? ¿Nadie la avisó?). Lo que no se puede negar es que Marisa lleva su vestido con mucha elegancia como es propio de ella. Las telas satinadas de los vestidos de Lucía y Verónica son demasiado brillantes y saturan bastante, además a Lucía parece irle un poco grande el vestido; Verónica en cambio, juega con los drapeados optando así por la comodidad. Teniendo todos estos detalles considero que el mejor de los vestidos rojos es el de Ana Belén, solo que hubiese optado por un recogido.




Cristina Brondo de Dolores Promesas
Isabel Serrano de Gucci
Maribel Lozano de Ermanno Scervino
Noelia López de Rosa Clará
Pilar López de Ayala de Chanel
El vestido de Cristina bebe las aguas del Oscar de la Renta de Aura Garrido, es muy correcto, es nude. Destacaría como positivo el cinturón, todo lo contrario que el escote, es demasiado grande y con un exceso de relleno, o al menos eso parece (sobre todo se aprecia más en las imaganes en las que sale de perfil). El peinado va demasiado pegado al rostro.
El Gucci de Isabel es totalmente desproporcionado: los ruffles del escote y la falda o son demasiado voluminosos o el cuerpo es excesivamente estrecho pareciendo un alambre a punto de desmoronarse. Me transmite dolor e inmovilidad.
El de Maribel es sencillo, con una ligera cascada de volantes en la espalda, pero con ese ya de por sí voluminoso pecho, el detalle, que sólo es un detalle, de la flor en el escote, queda muy excesivo y descompensado.
Noelia no parece ella ni por el vestido y mucho menos por el peinado, es más he leído en todos los pies de foto que era ella pero yo sigo sin reconocerla. El vestido de línea princesa, con tanta sobrefalda y tan oscuro se hace muy pesado.
Personalmente Pilar me parece una chica de con unos rasgos muy bonitos, dulces y a la vez con carácter, el problema es que no he encontrado ninguna foto en que las sombras no se vean tan nacaradas, porque lo que me gustó cuando la ví por televisión es que se la veía radiante pero no con tanto exceso de maquillaje como en la foto de aquí. El cardado del pelo era bastante exagerado, sobre todo porque el vestido era demasiado sencillo (y corto) y creo que tendría que haber optado por recogérselo todo.




Aitana Sánchez Gijón de Carolina Herrera
Inma Cuesta de Óscar de la Renta
Me gusta el volumen de la falda del vestido de Aitana y con esto también el efecto de llevar un vestido sobre una falda. Le queda bien el escote, en el intermedio de que no le quede ridículo por falta de pecho ni por exceso y se le lucen muy esbeltos los hombros y los brazos. En cuanto al corte de pelo, el flequillo, le da carácter y alegría, Aitana siempre ha tenido una expresión suave y dulce y ahora se la ve un punto más divertida.
Creo que Inma es algo menuda para los excesivos volúmenes del vestido que lleva, además son volúmenes un tanto desordenados que no ayudan a estilizarla y la línea princesa marcada por el cuerpo la hacen demasiado exhuberante (y ella se presta).
Debo decir que me gusta mucho el color gris por sus múltiples combinaciones, pero es un color difícil, sobre todo en sus tonalidades más claras que siempre resulta más apagado. Los dos vestidos juegan con dos tonalidades de gris. Del de Aitana no me gusta el jaspeado y del de Inma los volúmenes, es que son puro caos.



Adriana Ugarte de Beba's Closet
Celia Blanco de Dolores Promesas y Carlos Bardem
Irene Visedo de Dolce & Gabbana
Laia Marull de Cortana
Leonor Watling de Miríam Ocáriz
Adriana con un look correcto y acertado tanto con el vestido de inspiración helénica, algo atrevido en el color y sin excesivos escotes, y el peinado y maquillaje sin riesgos. Lo que pasa, que la he visto en algún reportaje en alguna revista y es realmente espectacular el partido que se le puede sacar. Tendría que haber arriegado un poco más, ni que hubiese sido con un maquillaje en tonos bronces difuminados con negros.
El vestido negro, el pelo igual de negro y suelto, los zapatos también. Suerte que el enorme colgante que lleva Celia no es negro, solo que por muy dorado que sea, con tanto negro no se luce. Lo único el escote y la silueta que le quedan estupendamente.
Irene el año pasado llevó un vestido exactamente igual en forma y líneas que éste como podéis comprobar pinchando aquí, solo que estampado de leopardo y el pelo híper rizado y el maquillaje también muy natural, los rizos y la actitud de llevar un estampado como el leopardo le subían muchísimo el look. Un ejemplo de como un par de detalles cambia totalmente la percepción de una imagen.
El vestido de Laia es sencillo y efectivo, pero tanta ausencia de complementos que le aporten luz, sofisticación o que le acabaran de definir el estilo, hacen que su imagen sea muy pesada y sobria. Además, el vestido parece que le va grande y no le luce bien lo bien que podría lucir, como mínimo, el busto.
Leonor lleva un vestido que no me lo creo en ella, aparte de que lo lleva fuera de sitio: el vestido lleva cinturón ancho y como está embarazada parece que lo quiere llevar como si fuera un corte imperio. El estampado, las mangas, el cuello, el peinado es como si fueran varios estilos mezclados en un solo look y de forma sutil.



Nawja Nimri de Dolce & Gabbana
Rossy de Palama de Alaïa
Que Nawja lleve un vestido de encaje y que haya decidido quitarle el forro no debe sorprender. Lo que sí lo hace es que el peinado la hace mayor. El vestido, además, todo y la ligereza del encaje es largo hasta los pies, de manga larga, cerrado al cuello, se hace increíblemente pesado.
Rossy nunca llevaría un vestido como el de Silvia Abascal o uno corte princesa en tonos nude. Con el vestido que lleva me la creo aunque me disgute personalmente.
Las dos, todo y tener estilos diferentes han llegado a un punto en que se pueden permitir este tipo de excentricidades, son como nuestras Helena Bonham-Carter patrias, no serían ellas si no fueran así.



Anne Igartiburu de Lorenzo Caprile
Beatriz de Jesús del Pozo y Fernando Guillén Cuervo
Imanol Arias e Irene Meritxell de El Caballo
Laura Pamplona de Pedro del Hierro y Olivia Molina de Paco Rabanne
El look de Anne tiene puntos en contra a primera vista pero si se analiza se pueden salvar bastantes puntos. Por ejemplo, el aire años 20 que dibujan las líneas y las plumas, en cambio, es excesivamente brillante y plateado y acaba resultando cegador, todo lo contrario que las lentejuelas del vestido de Silvia Abascal; y por supuesto sobra ese abrigo-chal con el interior de color rosa.
De Beatriz, la acompañante de Fernando, parece que lo que lleva, tanto la chaqueta como la falda, le va excesivamente grande. El bolero híper abullonado, la falda con mega vuelo y las sandalias que parecen sacadas de un desfile de alta costura de Dior son de proporciones muy grandes en comparación con su cuerpo y no ayudan en nada a estilizarla, además de la mezcla de estilos que hay en el look, como si quisieran ser protagonistas todas las prendas con la misma intensidad y acaban quedando como parches. Lo mismo pasa con los guantes y el bolso, demasiado grandes,  demasiado diferentes. Es una imagen emborronada en la que se deslucen todas las prendas, y desproporcionada.
No creo que la mejor manera de hacerle un homenaje a Francisco de Goya sea llevar un chal con la cara pintada en éste por la misma Irene a modo de toalla de playa. Es lo que se lleva y también el como. Estoy segura de que hay mil maneras (que no se me ocurren ahora porque estoy desconcertada con la imagen) de hacer un homenaje más sutil y efectivo. En cuanto al traje, la combinación de satén con el terciopelo del chaleco, que además lo hace muy pesado y más voluminoso que el propio traje, es demasiado contrastada, además de que parece un traje de principio de los 90 y el pantalón le queda algo largo. Algo que me gusta y porque forma parte de su estilo y marca es como explota la forma corazón de sus labios maquillándolos siempre con tonos rojos.
La imagen de Laura y Olivia es como la de un viaje en el tiempo al mismo tiempo: mientras la primera lleva un vestido y peinado también de los 90 (con lo que parece ser, medias de un tono perlado), la segunda lleva una imagen mucho más actual que define muy bien su silueta pero que el pelo suelto sobre un vestido cerrado al cuello lo convierte en una imagen algo pesada, aqunque el pelo de Olivia forma parte de su propia marca y solo por eso se salva.



Lola Dueñas de Miguel Palacio
María Valverde de Cindy Figueroa
Miriam Díaz Aroca de Jorge Terra
Nora Navas de Cortana
Norma Ruíz de Petro Valverde
Siempre he tenido la sensación de ver a Lola con vestidos que no tienen nada que ver con su estilo, no la acabo de reconocer. El vestido no me disgusta, lo que falla es el cinturón que rompe completamente con la línea que marca la botonadura y compite por el protagonismo contra el vestido. Veo también un abuso en el maquillaje.
Se ha comentado mucho lo impresionante que estaba María con este vestido. Personalmente no me ha impresionado para bien: los cortes y las colas y los drapeados me resultan caóticos lo que hace que el color nude del vestido sea el adecuado. Nunca entenderé los dos mechones sueltos pegados a la cara, no es que den un aspecto aniñado e inocente, es que me parece ridículo.
Ha habido tantas versiones de aquel espectacular Versace que llevó Penélope Cruz en los Oscar. Algunas han estado correctas, pero ha llegado un punto en el que se ha abusado de este patrón y en el caso del vestido de Miriam, donde se ha abusado es en el enorme tamaño de las flores de la falda (son más grandes que la cabeza de ella) y además están dispuestas sin ningún tipo de gracia y con demasiado orden.
Cuando se lleva un vestido de cortes tan asimétricos como el de Nora lo primero que se debe tener en cuenta es que el vestido quede como una percha, como un guante, en su sitio y ni más grande ni más pequeño. Se le ve fuera de lugar y por lo tanto deslucido. Cuando se lleva un vestido con un corte tan pronunciado para enseñar las piernas, no se abre expresamente con la mano (y tampoco se intenta mantener oculto, ni un extremo ni otro, el gran ejemplo llevando este tipo de vestidos es Liz Hurley). El corte tiene que ir acompañado de una serie de movimientos y poses sutiles para lucirlo pero nunca con exceso. Los zapatos son muy apagados. Al peinado (cuidado con el mechón) le falta volumen y cuidado con se va de rojo y se elije un labial rojo y eres peliroja, resulta excesivo.
A Norma encuentro que le falta actitud, que se la ha querido dar con el peinado y maquillaje y no lo ha conseguido. Personalmente me gustan los cardados, pero cardar una melena ondulada y dejarla suelta, hubiese ganado recogiéndosela. Le faltan actitud hasta los zapatos.



Leire Pajín de Hannibal Laguna
Ángeles González Sinde de Jesús del Pozo
Alex de la Iglesia
Elena Salgado de Juanjo Oliva
Miguel Sebastián
Icíar Bollaín de Lorenzo Caprile
Parece que Leire no acaba de encontrar un peinado que acabe de favorecerla. En cuanto al vestido, la línea que marca el escote es muy abierta en los hombros, tanto, que le hace los hombros caídos y sumado al lazo en el centro del pecho, no se la ve para nada estilizada.
Es de las primeras veces que veo a Ángeles con un vestido que la favorece por las líneas estructuradas de éste y ha dejado de lado los vestidos de aires más alternativos y en otros casos de líneas holgadas y ligeras para optar por un look quizá más clásico pero mucho más acorde con ella.
La ministra Elena estaba espectacular y dignisima, porque ha su edad, llevar un vestido que marca las líneas del cuerpo y con un color tan llamativo y no hacer el rídiculo es muy difícil. Acertadísimo el peinado, el mismo de seimpre, eso hace que se la identifique y el impacto de verla con ese vestido sea positivo.



Francesc Colomer y Marina Comas
Los niños, ellos en concreto, son fáciles de vestir. El hecho de ver a un niño de la edad que sea vestido con un traje, con su america, su pantalón y su camisa, siempre resulta gracioso y nunca ridículo, pueden permitirse el lujo de llevar una camisa del color que sea, aunque las más acertadas son las blancas, negras o en azul cielo, el negro u otros colores oscuros, los apagarán mucho y los harán muy serios. Pueden recurrir a corbatas y pajaritas de los colores que quieran, auqnue eso sí, sin que acabe pareciendo un payaso, no hay que abusar por el hecho de que sean niños. Francesc me parece perfecto con su traje y su pajarita roja, lo único que parece que la americana le va pequeña, aunque puede ser la postura o que no está acostumbrado, que sería lógico, pero se le ve estupendo.
Las niñas, en cambio, es más complicado: si las visten muy de niñas pueden caer en el ridículo y verse cursis o ir de más mayores y verlas fuera de lugar. Me gusta la sencillez en cuanto a detalles y la pureza de líneas del vestido de Mariona, solo el color me falla. El gris, aunque en este caso brille, es un color muy apagado para una niña, porque hay mundo más allá del rosa y el lila para las niñas. Me encantan las manoletinas, son súper sencillas y se le ven perectamente bien calzadas (porque si es difícil vestir a los niños, calzarlos ya ni hablemos).



Adrián Lastra de Armand Basi y Quim Gutiérrez de Gucci
Andreu Buenafuente
Javier Bardem de Gucci
Hugo Silva de Moschino
Luis Tosar de Gucci
Mario Casas
Todos ellos son un claro ejemplo de ir bien vestidos, verse diferente entre ellos (nunca tendrán tantas opciones como las mujeres) y en ese querer diferenciarse no comenter ningún error. Con un traje, con sus pantalones y su americana, en colores oscuros como el negro o gris marengo (el azul marino ya me parece demasiado arriesgado, está ahí, en el límite entre el bien y el mal) y una camisa blanca o negra, los chicos ya tienen más de la mitad del look solucionado y para bien. Luego ya pueden escoger el color de la camisa, que es mejor no salirse del blanco o negro, el llevar o no corbata o pajarita y del color que se quiera, aunque eso sí, cuidado con las telas satinadas y brillantes. El chaleco, no hay nada más digno que un hombre con un traje de tres piezas. Estos chicos, hasta se habrían podido permitir ir con deportivas.



Alberto Ammann de Dolce & Gabbana
Asier Etxeandía de Gucci
José Manuel Serra de DSquared
Esto es lo que pasa cuando uno quiere ir diferente y se sale del patrón básico de traje oscuro y camisa blanca o negra, que se cae uno en las telas satinadas, brillantes y colores como el gris perla. Alberto resulta cegador, como la versión masculina de Anne Igartiburu. Hay ciertas cosas que uno solo se las puede permitir si es Jordi Mollá, como podéis recordar pinchando aquí, en la gala del año pasado.

De la alfombra roja, solo me queda decir que he echado en falta ver a Goya Toledo con sus dioríssimos looks y a Leticia Dolera vistiendo algún mágico alta costura de Josep Font.

Cuando empezó la gala y ví a Andreu Buenafuente descargándose legalmente me asusté un poco, no por la polémica, si no por el traje blanco y brillante que llevaba, pensé: "dios, que no lo lleve durante toda la gala"... y por suerte se descargó un traje oscuro que hizo que el mirarlo fuera más llevadero que con el blanco.

El mejor momento de la gala sin ninguna duda:


Y para terminar, si pinchaís aquí podéis saber quienes han sido los premiados en la gala con la foto de familia para cerrar la entrada.


sábado, 12 de febrero de 2011

Los Principios del Principio

Creo que todo empezó con el uniforme que llevaba de pequeña en el cole. Era un pichi azul marino. La verdad que no puedo con el azul marino, me parece tan sumamente aburrido, serio, sobrio y de… uniforme, de azafata de congresos, más que el negro (que será elegante pero no podemos negar que tiene un puntito aburrido). El uniforme también llevaba una camisa. Una camisa de color beis. Era terriblemente aburrida y nos hacía parecer a todas las niñas enfermas. Con los años, los fabricantes fueron derivando el color beis de las camisas hacía tonos vainilla, amarillo pálido, mantequilla, queso, la verdad, no sabría especificar y eso que las mujeres tenemos más capacidad de diferenciar colores que los hombres… Recuerdo una mañana, mientras me vestía para ir al cole que  no tenía ninguna camisa beis, así que mi madre me dijo que me pusiera una azul cielo. Como me gustó. El azul cielo favorecía muchísimo más que aquel beis derivado en amarillo-productos lácteos y la combinación con el azul marino era mucho más relajada y menos contrastada que con la camisa blanca que alguna compañera de clase había llevado porque también se había vestido una mañana sin ninguna camisa beis a punto para el cole. Pensaba que sería bueno proponer al profesorado e incluso a la directora para cambiar las camisas beis por unas en azul cielo.
Unos dos o tres años después de este premonitorio acontecimiento, empezaron a venir niños al colegio. Aquello fue un golpe bajo: no por los niños sino por el uniforme que llevaban ellos. No era un uniforme de pantalones azul marino y camisa beis, que hubiese sido lo lógico, no: eran pantalones gris y camisa… AZUL CIELO! La corbata que teníamos que llevar tanto niñas como niños era lo de menos, la verdad.

Por aquel entonces, mi madre, algunos sábados me compraba recortables, ya sabéis, aquellos libros donde recortabas un maniquí y luego todo de vestidos que se encajaban a la modelo con unas pestañas. Me encantaban, los recortaba con absoluta precisión y me gustaba ver todos aquellos vestidos preciosos y espectaculares de los años 30, 40 y 50. Recuerdo haber recortado el abrigo abullonado de Balenciaga y el New Look de Christian Dior, pero sin saber lo que estaba recortando. Tenía también uno temático de la familia Real Británica con todos los vestidos emblemáticos de Lady Di y otro de Garce Kelly: los vestidos que llevó en sus películas y los que lució como Princesa de Mónaco. No sé que debió pasarme por la cabeza que hubo un día que dejé de guardar esos recortables. Es una pena que no sepa dibujar… ojala mi mente tuviera un puerto USB y un cable para conectarlo al ordenador y descargar todos esos vestidos que sigo recordando al detalle…

… Y Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó arrancando las cortinas de terciopelo verde de la casa de Tara y haciéndose aquel vestido… Sí, cosas como estas definitivamente te marcan, se quedan por ahí y de pronto un día tienen que salir. Pues eso.